- Introducción
Este artículo presenta una perspectiva analítica alternativa que sobre la base de ciertos elementos clásicos de la teoría económica ofrece pautas para la evaluación de los cambios estructurales en la economía boliviana entre 2001 y 2012.
Considerando que uno de los elementos centrales y/o esenciales que han orientado y siguen orientando el diseño e implementación de la política pública en general y de la política económica en particular, tiene que ver con aquella lógica de gobierno y acción pública de largo plazo denominada: “proceso de cambio”, es preciso distinguir entre los procesos macro-estructurales y aquellos de tipo coyuntural.
- Un modelo clásico de desarrollo económico
En ciertos contextos (académicos y/o políticos), de alguna manera vinculados con las primeras – ya clásicas – teorías del desarrollo, se plantearon algunos modelos que postulaban el desarrollo económico como un proceso de cambio en el tamaño y la importancia relativa de la producción entre sectores de la economía. Así, una economía simple y/o menos desarrollada tendría la mayor parte de su producción en el sector primario. Con el tiempo y con las políticas económicas precisas, el sector secundario cobraría importancia para que en una etapa posterior que podría calificarse como “más desarrollada”, el sector de servicios sea tanto o más importante que el sector productivo (Cypher, J., & Dietz, J. 2004).
Desde esta perspectiva, las preocupaciones históricas de los economistas y de los gobiernos de turno se referían al patrón primario-exportador de nuestra economía. De hecho, un trabajo relativamente reciente (Laserna, 2012) concluye que a pesar del explícito interés del actual gobierno de cambiar el citado patrón, las últimas décadas no revelan ningún cambio significativo en la estructura del PIB por sectores, lo cual también puede corroborarse en el cuadro adjunto (Cuadro No 1).
- El modelo de la economía de base ancha
Un esquema alternativo de análisis parte de la interpretación que hace Gray Molina de la economía boliviana como una economía de base ancha (2004). Esta interpretación, identifica en la economía boliviana dos sectores: a) uno tradicional con bajos niveles de inversión, escasa tecnología y más bien vinculada al sector interno y b) otro sector moderno, con altos niveles de inversión, alta tecnología implícita y más bien orientada a los mercados externos. El problema central e histórico de la economía nacional consiste en que la mayor parte de la población se encuentra ocupada en el sector a y – consecuentemente – una mínima parte de la fuerza laboral corresponde al sector b. El citado autor enfatiza en que el problema de la economía boliviana no tiene que ver con el nivel de la producción, tanto como con su estructura (Gray Molina & Aranibar, 2006).
- Comparación de estructuras entre 2001 y 2012
El Cuadro No 1 presenta tanto el PIB como la población ocupada (PO) para el 2001 y 2012 (que coinciden con los dos últimos censos). También se ha calculado la proporción del PIB y de la PO según grandes sectores o ramas de actividad. Aunque se observan importantes cambios en el volumen, las proporciones no varían significativamente y se destaca la importancia del empleo en el sector agropecuario (primario) seguido por el sector de servicios (personales, comunales, sociales, etc.).
Una aproximación a la productividad de la mano de obra se hace posible calculando el PIB por cada persona ocupada. Así, se puede corroborar la hipótesis de Gray Molina, donde cerca del 30% de la fuerza laboral se ocupa en el sector agrícola que aporta al PIB con no más del 15% lo que resulta en una “productividad” de 4 mil Bs. (de 1990) per cápita, cuando el promedio nacional es más del doble y existen sectores como el de hidrocarburos que define una productividad de 56 mil Bs. per cápita.
Al explorar los cambios solamente dos sectores se destacan por sus drásticos incrementos: 1) Electricidad, gas y agua, debido más bien a un menor incremento del empleo y 2) El sector de servicios financieros y otros, pues se observa una drástica disminución de la población ocupada en dicho sector. En todo caso, dichos cambios sugieren una situación peor en el marco del modelo de Gray Molina.
- Elementos para replantear la dinámica del cambio estructural en Bolivia (conclusiones)
Por lo expuesto, es posible afirmar que no existen atisbos de un cambio estructural en la economía boliviana, al menos, en el sentido de lograr una economía más inclusiva, más productiva y menos desigual.
Por supuesto, los cambios estructurales requieren la conjunción de diversos factores y sus resultados deben ser evaluados en el largo plazo. Por eso mismo, el desafío de hacer realidad “el proceso de cambio” todavía seguirá vigente en el nuevo período de gobierno 2015-2020.
- Referencias
Cypher, J., & Dietz, J. (2004). The Process of Economic Development (2 ed.). New York: Routledge.
Gray Molina, G. (2004). Desigualdad en Bolivia. La Paz: UDAPE.
Gray Molina, G.; Aranibar, A. (2006) La economía boliviana en 2006: “Una buena coyuntura para “salir de la estructura”, Documento de Trabajo 1/2006, La Paz: PNUD
Laserna, R. (Coord.) (2012). Estatismo y liberalismo. Experiencias en desarrollo. La Paz: Fundación Milenio.
[1] Una versión ligeramente resumida de este artículo ha sido publicado en el Boletín “El Economista” del Colegio Departamental de Economistas de Cochabamba, Año 3, No 3, Diciembre – 2014, p. 2.
[2] Investigador Centro de Estudios de Población – UMSS, jmveizaga@gmail.com